sábado, 9 de octubre de 2010

Todavía queda un último aliento

Me acabo de encontrar con más de dos meses por terminar el año. Acabo de notar que me encuentro en el mismo tiempo que hace un año cuando todavia quedaba el último aliento.
Por alguna razón inexplicable a mi entendimiento se ha resuelto escoger incluso la misma fecha de mi regreso, sin ser al mismo sitio, si es como un mensaje silencioso al cual quiero creer de volver al mismo propósito y cumplir ese último aliento.

He repasado los muchos episodios de este fúnebre año, sobretodo aquellos días decaídos sobre la segunda mitad de los meses, y el especial regalo de mi cumpleaños, con el atroz mensaje carente de amor que vibra en mis oidos cual palabras plenas que acabara de escuchar. El contraste incomprensible de aquellos besos que no fueron sólo eso, y decían más que deseo, sentía todavía en ellos algo sublime incapaz de manchar, incapaz de dañar. Aun asi parecía que todavía esos besos sabían amar. Palabras duras cual mensaje final, desgarraron del alma el último suplicio de esperanza.

Rotos en añicos todos los vestigios de una ilusión, de un sueño, de un ideal, recuperando el ritmo del volver a respirar... hay fines infinitos para castigar, aun sin motivo, aun sin ganador, hay venganzas que no se cansan de cesar y buscan hasta falsos rincones y encuentran excusas para liberar sus culpas y sus errores. No encontré explicación alguna de por qué, por qué buscan en un absurdo y lunático pasado respuestas verdaderas que no existen, y sólo me lastiman, luego de haber concluido que me dejaban en el olvido.
Olvido que no debo olvidarme el olvidarte, o mas bien yo debiera olvidarme de mí, de mi propia existencia.
Aun después de todo hay un mensaje del universo para estos días, para quizás un último aliento inconcluso, para talvés un descargo al falso acuso, un rasguño en la herida, un amor muerto en mares de contextos confusos. Un último aliento que cierre y/o abra un nuevo capítulo.