lunes, 19 de abril de 2010

Oasis en mi Desierto

Han pasado tantos días, tantas cosas sin poder contar no es así Margarita?...y hoy una vez más aqui tratando de resumir el instante más sublime y cercano que en mí ha existido. Un Oasis apareció en mi desierto. Calmó la sed que por largo tiempo resecaba mi espíritu y sumergí los deseos polvorientos en el agua bendita de tu oasis mi cielo!
Y esta mi vida hecha un desierto desde que no estás, ha consumido mis ganas de salir de ella asi como está, el incesante infierno que la envuelve como una ésfera anaranjada de fuego ha fatigado mi ser por completo....y estos días Tú mi oasis has vuelto como tal. Un oasis para darle alivio a este ser atormentando por su soledad y su infinita nostalgia de ti.
Los besos que han retomado mis labios sedientos han revivido el color rosa brillante que relucia en ellos al sonreir cada vez que te veia. Mis ojos con miradas perdidas se encontraron en tus ojos y vieron tu radiante oasis, fresco, acogedor, exhuberante. Y de pronto el oasis volaba en los cielos y yo veia desde lo alto el mundo y me regocijé nuevamente en las aguas puras de ti.
Volver a este desierto es difícil, casi invencible, pero la suerte de haber vivido en ti este reciente instante que será eterno, me ayuda a no rendirme. Un día venceré mi propio desierto.
Amaneció y mis pupilas se constriñeron al paso de la luz, entonces mis ojos gozaron tus ojos, tus cejas, tus labios, tu sueño, tu encanto, magia eso era magia, dulce, exquisita y extasiante...era mía y no podía creerlo, decidí respirar bajito y despacito para seguir disfrutando la magia que sabía que tenía solo ése momento.
Cogí tus manos y en ellas llevaba mis latidos agitados, mi corazón latía contento, mis manos te regalaban todos ellos. La felicidad es un regalo que no sabemos siempre cuando nos será otorgado. Pero cuando llega no se escatima ni un pedacito, y cubre mas allá de lo que tu mismo imaginas. Felicidad fue tu oasis, felicidad fue tu mano y la mía, felicidad fue ese momento que me obsequiaste,y sin importar nada más, ni antes, ni después, sólo tu oasis, le doy gracias al tiempo, a la vida que sobrevivo por sentir lo que me has permitido vivir.